El mundo necesitaba afrontar conflictos que desbordaban a las instituciones públicas y grandes corporaciones: los ciudadanos sentían el deber de actuar a través de acciones privadas. En este contexto, desde el sector empresarial se empezó a popularizar el término “emprendimiento social” asociado a la puesta en marcha de una aventura empresarial con un objetivo principal de solucionar un problema social o medioambiental. Pero faltaban espacios y herramientas para fomentar la labor de estos profesionales.

En España, basándose en el ejemplo de una iniciativa ya existente en Londres, nacía Hub Madrid de la mano de un grupo de personas amantes de los procesos de cambio que atrajeron a profesionales y emprendedores también con diferentes talentos, culturas, nacionalidades y edades. El espacio de trabajo común era un medio para fomentar la interacción y el intercambio de recursos para crecer y beneficiarse mutuamente.